(De derivar)
1. f. Mar. Abatimiento o desvío de la nave de su verdadero rumbo por efecto del viento, del mar o de la corriente.
No vengo a hablarle con la lengua en almíbar ni a prometerle todos mis veranos,
me detuve sólo porque sus ojos me llamaron al mismo tiempo que sus labios,
y son raros los ojos que me llaman y aún más los que me detienen,
son inusuales los labios capaces de erizar estas duras pieles.
A veces le veo adherido a mis pestañas y otros días detrás de mi seno izquierdo,
por debajo de la tráquea, entre el estómago y uno que otro de mis miedos.
A pesar de estar huyendo del naufragio, estoy navegando en su saliva,
andaba escapando desde hace mucho, caballero, no sé si por desgaste o cobardía,
pero aquí me tiene usted flotando a la deriva, a la puta deriva.
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